sábado, 25 de abril de 2015

EL CIELO QUE SE DISUELVE

En tus palabras se disolvía el cielo
y el mundo se desmoronaba en risos telepáticos
y las promesas sempiternas tiznaban sus mechones.
Yo era un inaudito deambulando en la galaxia,
Merodeaba el aeropuerto para dormir en sus escaleras,
tiritaba en las madrugadas, dibujaba lunas,
enumeraba piedras, envolvía árboles, coleccionaba avenidas.
El cielo se disolvía con garúas de metal,
los días oníricos desaparecían como dígitos,
había  pantallas en el  piso y acuarelas en el aire,
tú eras transparente para el anochecer.
Sobre tu cabello mariposas rectangulares
se mezclaban como cremas de  almizcles,
yo estaba encantado con los segundos que estabas frente a mí,
Aún persisten, en algún lugar del universo,
esos peregrinajes azules que hacíamos para ver
como caían meteoritos en el ártico.
Se disolvía el cielo, sonaba un violín en armónicas oscilaciones,    
ángulos rectos sobre la quietud se erigían como gigantes,
letargos catárticos azotaban con látigos de seda,
plúmbeos elefantes samaqueaban el camino,
estrépitos de brumas  colisionaban a toda velocidad
y sílabas asonantes caían como lluvia mientras el sol
lograba desterrar toda la oscuridad.      

domingo, 12 de abril de 2015

SAGRA DELLE CILIEGIE












Sardegna, junio de 2008.
¿Recuerdas el color de las cerezas sobre las mesas en verano?
Ese sabor que parecía el verde de las  aguas
y el rojo de un pecho enamorado.
Yo, el extranjero,  y con una dicción entrecortada
queriéndote decir que me iba pronto y que jamás el mar
que recorrimos en las costas mediterráneas tocaría con desidia
tus pies de cernícalo celeste, pero recuerda: 
solamente yo me acomodaba a tus palabras encendidas.
Mi piace la vita e il silenzio, decías itálicamente,
yo desconocía la refulgencia del tiempo
y los barcos de aventureros navegantes se alejaban cada tarde
del puerto y desde palcos saturnianos
vimos extinguirse días extensos y geométricos.
Las cerezas tenían otro dulce en tus manos,
¿por qué no se detuvo el tiempo en los árboles de la isla?
Todo evento así como sucede desaparece
y las entrañas no pueden con el curso de la letanía,
tú hiciste manjares que se guardaban en la nevera
mientras yo respondía cada mañana
a los zumbidos que me avisaban que el presagio
solo era una avenida larga que iba al firmamento.
Mi piace la vita e il silenzio, decías para retener
mi viaje, mi futuro naufragio
 y yo desconocía la refulgencia del tiempo.