En el azul circular de
tu iris
he visto la torre alta de París,
he visto la torre alta de París,
yo, ciudadano
extranjero,
he divagado
con árboles de hierro,
con árboles de hierro,
en un sueño quebrado
tú
has sonreído en las acacias.
Tu melena oscura, como
una sombra inmensurable,
se ha soltado en un desierto como delicia de un vaivén
Yo, hombre extraviado en la tierra,
he intentado entrar en
el Edén, donde has gobernado.
En el centro del centro
de lo grácil he caído
en tus manos
y yo, absorto, he
sangrado como mendigo
de la epifanía.
Con ondulado porte has
simulado ser la mujer
más peligrosa,
has transformado la
ovalada forma de tu rostro
para acercarte a la
dama que manipula el tiempo.
En el azul circular de
tu iris he sentido una lluvia que pegaba el vientre del Sena.
La belleza es
embriagante y yo pienso en tu lozanía
como el mármol más
exacto.
¿Eva, donde se ha ido
el viento?
Te he visto sentada
como mujer entendida de la tarde mientras contabas los segundos
en un espejo.
La ficción muere y resucita en la
realidad, tú lo has dicho
cuando te vestías de
sedas y llorabas entre versos.
Estimado Julio: Excelente tu poema. Eva se merece todos los poemas que podamos escribirle en una noche de luna bajo el resplandor de sus ojos. Saludos, tu amigo Antonio De Saavedra ^_^
ResponderEliminarAntonio: gracias por tu comentario, recuerdo que tú fuiste el primero que publicó un poema mío, de eso hace más de una decada.
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