París, 20 de Julio de 2013.
Je regarde votre corps tous les jours.
En las mañanas te observo voluminosa y frágil
como la perfección estelar,
más potente que cósmica voluntad.
Mujer, con desidia
los jóvenes te apetecen,
pero siempre en un
mar negro tú los ignoras,
con ese arco en tu
vientre,
aniquilo esos celos
nucleares
mientras otro, escondido,
te mira tras un rojo agujero.
Vestida de
sofisticada mujer o princesa trasnochera,
haciendo el amor como
mujer pueblerina,
violenta y fatal, con
mucho dolor de ficción
y la ficción mata, tú
lo sabes.
Je regarde votre corps tous les jours
¿Para qué esconder mi afecto entre los diálogos
violentos?
Retengo mis celos cuando besas a hombres pálidos,
porque solamente, yo, soy el que te admira desnuda,
inclusive en los inviernos.
Je regarde votre corps tous les jours.
Mujer, con desidia
los jóvenes te apetecen,
pero siempre en un mar negro tú los ignoras
y el anciano, que
olvida su orgullo, toma su arma
para acabar con esa angustia de no tenerte.
Mujer, podrías morir
para despertar en un sueño,
rasgando una fruta
con tus labios helados,
acariciando tu pecho
de mármol.
Yo miro tu cuerpo
todos los días.
Todas las mujeres son pueblerinas cuando aman, pues el deseo es un paisaje rústico. ¡Enorme poema!
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