Las montañas
que brillan de verde abren sus corazones
Sobre un
edificio delgado alzado como estatua,
una mujer
camina con una mariposa sobre su mano,
Y el cielo
de pronto se abre, dejando su llanto
Sobre los
hombros de los transeúntes.
En la carrera
séptima los hombres más regocijados de la tierra
Danzan sobre
nubes de asfalto,
Conejillos
sueltos se enredan en círculos árticos,
Jóvenes amantes
se toman de las manos construyendo
Un poema sobre
sus rostros.
Las esmeraldas
de las vitrinas tientan a los extranjeros
con su
mineral perfección.
Las cafeterías
de las esquinas parecen reinos
con las
puertas abiertas y el aroma empalaga
la garganta
del cantante que camina.
La
arquitectura tenue cambia a pocos kilómetros
Y uno siente
que se embriaga en cada abrazo,
Hay afecto
en cada pregunta amistosa.
Estoy en Bogotá y en cada suspirio me quedo atrapado,
En cada
susurro quiero permanecer quieto,
Escuchando
la voz poderosa de la ciudad.
(Bogotá 12 de mayo del 2014)
Hay ciudades que anidan en el corazón del hombre como verdes esmeraldas.
ResponderEliminarMuy buen poema, me ha hecho tener un poco la sensación de pasearme por la ciudad de Bogotá y metérmela en la piel a cada paso, a cada bocanada de aire. Muy bueno.
ResponderEliminarDefinitivamente es Bogotá mejor descripción no había visto !!! que bueno que te llevaste a esta hermosa ciudad en tu corazon
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