Avanzo sobre un
puente, debajo fluyen la asonancias
y las turbulencias,
arriba el
aire trae la esencia de tu jardín
que penetra
mis poros, se desliza tu cuerpo impalpable,
se expande tu
exuberancia de bosque,
me atrapa tu juncáceo carácter.
Oprimo la
angustia, escucho las ondas resonantes de tu boca,
hilvano cada
sílaba que destellas sobre las sombras,
Inclino la
luz del sol sobre tus pies, detengo el pensamiento,
tuerzo la
rectitud de la devastación ante lo imposible,
ato las
ráfagas, ato las silbatos del olvido.
Como un
fanático acérrrimo dejo levitar mi sien,
Sobre un circulo
cálido, dentro de un abismo glacial.
Hasta aquí,
donde reposo, me llega la cinética de tu movimiento,
en el océano
que te rodea, en el espacio que alcanzas,
con júbilo me
dejo caer en tus aguas délficas.
Venciendo el
equilibrio distingo el balanceo del concreto,
un verde enigma
se instala sobre mis pasos,
resonante
situación se mezcla con el éter, pintando la galaxia,
y tú estás
allí para sostenerme donde las olas coinciden,
antes que la
fuerza de gravedad.
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