
Antaño, sí, mis ojos, las estrellas,
la lozanía brillando en el mentón,
con el ímpetu de cruzar el mar
Y el amor con la piel amarillenta.
Antaño, François, tú no negarás
que pude haber amado tanto y nunca
haber perdido el sueño por guirnaldas,
sola estoy pero sé qué es el amor.
Antaño fui tan hija como verso
del poeta del canto y del amor.
Vencí, vencí al tiempo, al sol y al desquicio,
precipité mi amor no me contuve.
Esta tarde volví a mirar el mar
y recordé mi rostro, el más hermoso
de la tierra, el afecto incomparable,
el desquicio, la locura, la vida.