Antaño, en los jardines blancos de Balmain,
mis pies rozaban las hierbas,
mi cabello hacía ondas en el aire,
yo crecí entre árboles de sal,
yo crecí entre árboles de sal,
era la niña de rostro acaramelado
que contaba los cactus
del camino.
De niña vi luces celtas dibujando constelaciones y
manos de nativos australianos
sembrando en las laderas.