(A Marco Martos)
Emprendimos el
camino, el cielo caía y el río golpeaba,
maestro le dije: ¿es
normal el sufrimiento del hombre?
El sabio poeta detuvo
su paso y dijo:
Lo
más importante en la vida es el afecto.
Las puertas del vacío
se fueron abriendo:
una al infinito, otra
hacia el ocaso.
Los cardos de las
ventanas caían penetrando
más adentro que el
pecho.
No existe acero, ni
diamante más fuerte que la desolación.
En cada acto errado,
mírate,
en cada palabra olvidada, acuérdate.