
Lima, Enero de 2010.
Es enero y sorprendentemente
los días grises no son distantes,
dicen que el sol está apagándose
y que una sonda cruzó ya la vía láctea.
Mujer, pienso en tu tristeza,
la siento dulce y exagerada pero me abriga,
escribo para comunicarme y estar contigo.
No sé nada sobre el futuro, no lo busco
lo encuentro cuando camino,
cuando escucho los pasos de los amaneceres
y lo siento cuando el aire ingresa agudamente
en mis pulmones.
Miro las fotografías
en las que noto la profundidad de tu rostro;
te contemplo perdidamente
mientras imagino abrazarte cósmicamente
y como el éter ingreso en ti,
haciéndome un espacio dentro de tu respiración.
No detengo el tiempo
solo avanzo apresurado para ir a su ritmo
y la muerte me mira para no perderme de vista
pero no he temido su presencia
porque intuyo donde está esperando mi destino .
Mujer, es enero y el calor de la temporada
parece estancada en los polos de la tierra,
y algunos astros merodean nuestras órbitas solares
y en un acto de lucidez
te contemplo perdidamente
mientras imagino abrazarte cósmicamente.
Mujer, éstas son mis palabras y mi tristeza.