viernes, 24 de septiembre de 2010

FRANCO NERO RECUERDA SU INTERPRETACIÓN EN “IL MERCENARIO” ( A PROFESSIONAL GUN)


1969

En la incertidumbre y entre fuegos el color claro de mis ojos se opaca con el rojizo solar de la tarde desértica, se oyen disparos con el desgarro del aire, con extrema bestialidad, Pero llega el amor para apaciguar a los pistoleros con una fe en la liberación de sus almas, entonces los caballos corren sin jinetes y con la muerte sobre sus lomos.
Llega la muerte y la realidad se descompone, aniquilándose en el cuerpo de una mujer exuberante mientras cientos de frentes sudan en medio de la tierra.
No, no, aquí no existe la compasión y bajo mi sombra asumo la violencia con una sonrisa. Queda claro: “en el medio de la balacera solo se salva el silencio”.
¿Por qué en este tiempo la muerte parece una fatalidad irremediable?
Y llega el amor para apaciguar a los pistoleros con una fe en la liberación de sus almas.
Balas, balas y más balas se impregnan en el viento, ráfagas destructivas y los guijarros se deshacen en la eternidad.
Aparece el rostro brillante de una mujer delicada pero revolucionaria y de sus labios se escucha: “en la plaza no mueren toros sino hombres”.
Fuego, fuego, y ese sonido de trompeta circunda el cielo fúnebre de los pistoleros, seres que comen piedras cada vez que caen al suelo.
Yo no quiero morir en esta vida, en estos falsos aullidos, solamente quiero abrir mis ojos en medio de un sueño -donde viven los buenos hombres-
y hacer perenne mi flemático porte
para amar a una mujer
o seguir con mi vida solitariamente.

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