
Quisiera estar en el mar donde te bañas,
apretujarte con mis manos y construir olas
que te golpeen los muslos,
esparcir sal sobre tu cabello liso,
enamorado.
Ansío mojar tus labios,
para que recuerdes mi nombre
cada instante;
Y mirar en el mar la inmensidad,
enamorarme mortalmente,
pero una voz me despierta:
Ninguna obsesión es buena para el afecto.
En un alucinado vaticinio
me adelanto al futuro:
Traslado tu cuerpo íntimamente,
lo dispongo en el cosmos.
Y me doy cuenta que todo de ti
es materia inseparable,
y en ese aliento tuyo
percibo un cielo infinito
abriendo mis pulmones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario