miércoles, 6 de junio de 2012

TALKING WITH THE BLACK AIR

Yo no comprendo el silencio que se escurre
entre los infiernos y llega como glacial ardiente,
Yo no entiendo el valor de las monedas,
la carencia de un afecto en el retrato del desayuno.
Me enfermo cada día por las noticias del mundo
y me duelen los muertos que caen de los cerros.


Quisiera que el amor me entienda
y no me pegue con celos amargos,
yo puedo volverme violento y
temo lacerar mi propio cuerpo
en cada palabra que pronuncie.
Me acosa la sombra de una voz que parece
el busto de un cañaveral,
esa sombra es grande y aterroriza el alma,
pero luego desaparece como silenciosa perturbación
mientras el tiempo se pone en la frente del sol.
Ni el delicado cristal que viene del norte de lo invisible,
me salva y es difícil vencer el concreto de los músculos.
Me nacen sismos en el fondo de las vertebras,
pero sigo de pie ante la muerte.
¿En qué mundo quedan templos adriáticos
que sostengan la razón?
Yo no comprendo el silencio que se escurre
entre los infiernos y llega como glacial ardiente.
Quisiera que el amor me entienda
y no me pegue con celos amargos,
yo puedo volverme violento y temo
lacerar mi propio cuerpo
en cada palabra que pronuncie.

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